jueves, 8 de julio de 2010

La siesta, donde quiera pero corta.

Sólo el 16,2% de los españoles sestea cada día pese a los efectos beneficiosos de este hábito, que, según los expertos, no debería superar los 20 o 30 minutos.

Ya no son como le gustaban a Camilo José Cela: "de pijama, padrenuestro y orinal". Lo que se lle¬va ahora, científicamente hablando, es la siesta corta (20 ó 30 minutos, según los distintos expertos) que además pueda hacerse en cualquier lugar. Es decir, "de tapones, antifaz y almohada", que propugna Eduard Estivill, neurofisiólogo y director de la Clínica del Sueño Estivill, en el Instituto Dexeus.
Y predica con el ejemplo. "Yo llevo este kit del sueño encima, y siempre que puedo me echo mis 20 minutos, en el tren, en el avión... La gente me mira, pero me da igual". Aunque la nómina de los beneficios de la siesta apabulla (podría reducir el nivel de estrés y la mortalidad coronaria; estimular la creatividad; facilitar el aprendizaje y mejorar la memoria, el rendimiento intelectual y la capacidad de concentración..), sólo el 16,2% de los españoles la practica cada día, según un reciente estudio nacional.
Al parecer, no es el cuerpo el que pide siesta, es la mente. "A lo largo de 24 horas, éste tiene dos momentos en los que necesita dormir. Uno, entre las 10, 11 y 12 de la noche y las 6, 7, 8 de la mañana (el período nocturno) y el otro -que sería un sueño más superficial ocho horas después de habernos levantado. Antes se pensaba que esta somnolencia del mediodía era por la comida, pero hoy sabemos que es por una necesidad del cerebro", afirma Estivill.
Pero, ¿cuál es la mejor forma de satisfacer esa necesidad y, de paso, aprovecharse de los efectos saludables de la siesta? Lo esencial es
saber que no sirve para compensar una mala noche, sino que complementa las siete u ocho horas que debe dormir un adulto.
El sueño (donde tienen lugar los procesos de reparación, restauración y memorización de todo lo que gastamos o aprendemos en el día) se duerme o se pierde. "Los datos que tenemos confirman que, como máximo, se recupera entre un 20 ó 25%. Si durante tres noches durmiéramos sólo cuatro horas y luego pudiéramos hacerlo cuanto quisiéramos, el cerebro sólo podría dormir un 20 ó 25% más que un día normal", concluye este estudioso del sueño.
En la oficina, en el tren, en el coche... Échese una siesta corta y notará lo reparadora y productiva (hay informes que indican que los trabajadores que sestean 20 minutos son después hasta un 15% más productivos) que puede ser. Eso sí, insomnes abstenerse.

No hay comentarios: